/ domingo 3 de diciembre de 2017

Meade, el PRI de Siempre

Por: Alfonso Ruiz Chico

En diversos artículos he señalado que la actual administración de Enrique Peña Nieto encarna a la perfección al PRI de Siempre. Un PRI asesino, corrupto, ineficiente e ineficaz, espía y cínico.

Pues bien, esta semana hemos sido testigos nuevamente de una práctica que por lo menos durante dieciocho años permaneció oculta, más no desterrada. El dedazo del presidente priista en turno para elegir a su sucesor.

Después de muchas especulaciones periodísticas, la decisión de Peña favoreció al ex titular de la Secretaría de Hacienda José Antonio Meade, quien el día de hoy registrara su precandidatura por el Revolucionario Institucional.

He leído y escuchado varios análisis sobre Meade y su candidatura. Y resulta ahora que estamos frente al “salvador” de los problemas que aquejan a nuestro país, ante un funcionario “excepcional”, en resumen, ante un “nuevo PRI”.

Pero basta recordar lo que ese “nuevo PRI” significa. Estos 5 años de la actual administración hemos visto como el mal manejo de la economía, la corrupción rampante, la violencia y delincuencia, así como los asesinatos de estado han vuelto. Y si, Meade personifica a esa clase política priista. Por más que nos quieran vender un producto del tecnócrata impecable y preparado.

Denise Dresser no pudo describirlo mejor en su artículo de esta semana titulado Pato priista “…Es un priista de una forma más esencial, más fundacional. Su priismo es uno de porras, de lealtades, de genuflexión, de ADN, de hacer lo que su Presidente le pida aunque vaya en contra de su entrenamiento como economista y su buen juicio. Basta con ver su cuenta de Twitter, leer sus declaraciones, examinar sus comparecencias. Ahí no está el hombre honesto, el hombre honorable. Ahí está el funcionario priista que oculta las cifras del endeudamiento, que encubre la fragilidad de las finanzas públicas, que omite hablar de las críticas de Standard & Poor's, que no habla del despilfarro del gasto corriente, que encubre los desvíos multimillonarios de recursos gubernamentales con motivos políticos y electorales, que se presta a manipular cifras y datos para que la gestión de Enrique Peña Nieto parezca mejor de lo que es”.

Y si estimados lectores, Meade ha declarado recientemente que México le debe mucho al PRI. ¿En serio señor precandidato? ¿Le debemos mucho a su partido? Claro, pero no como usted nos lo quiere presentar.

Aquí está lo que los mexicanos le debemos a la última gestión priista según cifras del OCDE, las cuales desconoce el futuro candidato.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico dice que el actual gobierno mexicano “no ha logrado disminuir la pobreza ni la desigualdad”. En otras palabras, los actuales gobernantes mexicanos son unos defraudadores porque hace más de cinco años prometieron reducir esas dos aberraciones.

La pobreza no sólo se mantiene, sino que se reproduce. En su reciente informe, Perspectivas Económicas, la OCDE afirma que 40% de la gente en México “no puede comprar la canasta básica de consumo”: son unos 45 millones de pobres.

Al tiempo, señala que “16 de cada 100 mexicanos tienen un ingreso que los mantiene por debajo de la línea de pobreza”, es decir, son casi 20 millones de “infrapobres”. Habría que agregar que la desigualdad tiene ahora su máximo nivel histórico pues menos de 1% de las familias acapara cerca de la mitad de la riqueza individual: México es el país más desigual de la OCDE y uno de los peores del mundo en esta materia.

Dicho informe señala que “la inflación ha desbordado con creces la meta del banco central -que es de 3% y ahora se sitúa en 6.3%-, como consecuencia de la depreciación acumulada del peso durante 2017 y de la progresiva liberalización de los precios nacionales de los carburantes”, mejor conocida como el “gasolinazo” y más recientemente los “gasazos” que le han pegado aún más duro a la gente.

Sigue la OCDE: “la deuda pública registró un aumento sostenido que la llevó de representar un monto equivalente a 43% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2012 hasta más de 58% en 2016, lo que propició que las agencias de calificación modificasen de estable a negativa su perspectiva de la deuda soberana de México”.

José Antonio Meade, es cómplice del sobreendeudamiento de su promotor político, Luis Videgaray, y es culpable directo de las reducciones en la inversión pública y de los recortes presupuestales del gasto social.

El “perfecto candidato” es un neoliberal perfecto y, en tanto que ostenta esa calidad, tiene sobre sus hombros el fracaso del neoliberalismo en México. En resumidas cuentas. Meade significa para México el PRI de Siempre. Al tiempo.

Por: Alfonso Ruiz Chico

En diversos artículos he señalado que la actual administración de Enrique Peña Nieto encarna a la perfección al PRI de Siempre. Un PRI asesino, corrupto, ineficiente e ineficaz, espía y cínico.

Pues bien, esta semana hemos sido testigos nuevamente de una práctica que por lo menos durante dieciocho años permaneció oculta, más no desterrada. El dedazo del presidente priista en turno para elegir a su sucesor.

Después de muchas especulaciones periodísticas, la decisión de Peña favoreció al ex titular de la Secretaría de Hacienda José Antonio Meade, quien el día de hoy registrara su precandidatura por el Revolucionario Institucional.

He leído y escuchado varios análisis sobre Meade y su candidatura. Y resulta ahora que estamos frente al “salvador” de los problemas que aquejan a nuestro país, ante un funcionario “excepcional”, en resumen, ante un “nuevo PRI”.

Pero basta recordar lo que ese “nuevo PRI” significa. Estos 5 años de la actual administración hemos visto como el mal manejo de la economía, la corrupción rampante, la violencia y delincuencia, así como los asesinatos de estado han vuelto. Y si, Meade personifica a esa clase política priista. Por más que nos quieran vender un producto del tecnócrata impecable y preparado.

Denise Dresser no pudo describirlo mejor en su artículo de esta semana titulado Pato priista “…Es un priista de una forma más esencial, más fundacional. Su priismo es uno de porras, de lealtades, de genuflexión, de ADN, de hacer lo que su Presidente le pida aunque vaya en contra de su entrenamiento como economista y su buen juicio. Basta con ver su cuenta de Twitter, leer sus declaraciones, examinar sus comparecencias. Ahí no está el hombre honesto, el hombre honorable. Ahí está el funcionario priista que oculta las cifras del endeudamiento, que encubre la fragilidad de las finanzas públicas, que omite hablar de las críticas de Standard & Poor's, que no habla del despilfarro del gasto corriente, que encubre los desvíos multimillonarios de recursos gubernamentales con motivos políticos y electorales, que se presta a manipular cifras y datos para que la gestión de Enrique Peña Nieto parezca mejor de lo que es”.

Y si estimados lectores, Meade ha declarado recientemente que México le debe mucho al PRI. ¿En serio señor precandidato? ¿Le debemos mucho a su partido? Claro, pero no como usted nos lo quiere presentar.

Aquí está lo que los mexicanos le debemos a la última gestión priista según cifras del OCDE, las cuales desconoce el futuro candidato.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico dice que el actual gobierno mexicano “no ha logrado disminuir la pobreza ni la desigualdad”. En otras palabras, los actuales gobernantes mexicanos son unos defraudadores porque hace más de cinco años prometieron reducir esas dos aberraciones.

La pobreza no sólo se mantiene, sino que se reproduce. En su reciente informe, Perspectivas Económicas, la OCDE afirma que 40% de la gente en México “no puede comprar la canasta básica de consumo”: son unos 45 millones de pobres.

Al tiempo, señala que “16 de cada 100 mexicanos tienen un ingreso que los mantiene por debajo de la línea de pobreza”, es decir, son casi 20 millones de “infrapobres”. Habría que agregar que la desigualdad tiene ahora su máximo nivel histórico pues menos de 1% de las familias acapara cerca de la mitad de la riqueza individual: México es el país más desigual de la OCDE y uno de los peores del mundo en esta materia.

Dicho informe señala que “la inflación ha desbordado con creces la meta del banco central -que es de 3% y ahora se sitúa en 6.3%-, como consecuencia de la depreciación acumulada del peso durante 2017 y de la progresiva liberalización de los precios nacionales de los carburantes”, mejor conocida como el “gasolinazo” y más recientemente los “gasazos” que le han pegado aún más duro a la gente.

Sigue la OCDE: “la deuda pública registró un aumento sostenido que la llevó de representar un monto equivalente a 43% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2012 hasta más de 58% en 2016, lo que propició que las agencias de calificación modificasen de estable a negativa su perspectiva de la deuda soberana de México”.

José Antonio Meade, es cómplice del sobreendeudamiento de su promotor político, Luis Videgaray, y es culpable directo de las reducciones en la inversión pública y de los recortes presupuestales del gasto social.

El “perfecto candidato” es un neoliberal perfecto y, en tanto que ostenta esa calidad, tiene sobre sus hombros el fracaso del neoliberalismo en México. En resumidas cuentas. Meade significa para México el PRI de Siempre. Al tiempo.