/ domingo 10 de octubre de 2021

Luces y sombras

Termina este fin de semana la gira de despedida, entre aplausos, vítores y algunos reclamos tras una gestión de cinco años y medio de intensa actividad, que transformaron en diversos aspectos el Irapuato que recibió de Sixto Zetina. A los seis años que todos le atribuyen, le resto los más de seis meses de la licencia que tomó para su campaña de reelección, desde comienzos de abril del 2018, y que sólo interrumpió para tomar protesta el 10 de octubre del mismo año. Muchos nunca entendimos por qué una licencia tan larga.

Nadie puede negar las luces que deja su trabajo, un centro histórico con nueva cara y proyectos ejecutivos para continuar su remozamiento. Una malla vial reconstruida con avenidas de concreto hidráulico que han mejorado el tránsito de forma considerable. Atravesar Irapuato de punta a punta por el bulevar Solidaridad, gracias a la fenomenal sincronía de los semáforos, puede tomar menos de veinte minutos. Obras donde se percibe la mano de un arquitecto. No obstante, uno de la vieja escuela para quien el arbolado urbano parecía un caprichoso adorno y no una necesidad apremiante. Para quien primaban el asfalto y el concreto por encima de cualquier especie nativa. Sólo a través de sus pugnas con defensores del ambiente pareció aceptar muy a regañadientes que había maneras de hacer las cosas más respetuosas con la naturaleza. Y aquí tropezamos con una de las sombras: su talante autoritario. Éste lo llevó a ningunear cualquier reclamo, por más fundado que estuviera; a actuar hasta con nocturnidad y alevosía cuando se trató de arrasar obstáculos o desbaratar quioscos.

Su palabra era la ley, y quien quisiera criticarla debía soportar sus comentarios bravucones o, en el caso de colectivos de víctimas, su dedo flamígero o cínico para criminalizar a los querellantes. Quizás impulsado por su soberbia o egomanía, pues parecía asumir la crítica como un ataque a su persona, tuvimos que soportar declaraciones infamantes sobre homicidios señalados como “daños colaterales”; denigrar las propuestas del observatorio ciudadano y reducirlas a “intereses de particulares”; señalar que los criminales sólo se mataban entre ellos; y achacar, como es ya un mantra en este estado, el problema de la seguridad pública a la órbita federal, pues ésta estuvo durante su mandato bajo un signo diferente al de su partido.

Pero, a pesar de la anterior, no cayó en otros excesos, ni tampoco podemos hablar de un funcionario alejado de las resposabilidades del cargo o que no profesara un particular afecto por su ciudad. A quienes no les preocupan los problemas de potabilidad y disponibilidad, presente y futura, del agua, o ya se han habituado a masacres como la del anexo ocurrida el año pasado, o a la aparición de fosas clandestinas en el municipio, las obras realizadas les bastan y sobran. Aunque persista el Irapuato de gigantescos baldíos que se resisten a la urbanización y al trazado de nuevas calles, aún cuando el gobierno municipal retiene con puño de hierro las labores de planeación y desarrollo urbano.

Sabedor de las debilidades del gobierno saliente, el entrante prometió en campaña más cercanía social. Ojalá no falle en la socialización de sus proyectos y asuma las tareas pequeñas que esta administración desdeñó, pero que transforman la vida de los ciudadanos, como la pavimentación de calles en colonias urbanas que aún son de terracería, para lo cual no son indispensables enormes inversiones como en los viaductos o cinturones viales. También que se empeñe en la creación de una cultura cívica que nos haga más participativos, empáticos y honestos.

No quiero extenderme demasido, no es mi intención un conteo pormenorizado de aciertos o errores, pues hubo de ambos en dosis disparejas.

Me despido diciendo que el gobierno saliente deja también sentadas las bases de proyectos importantes como Sistema Integral de Transporte – SITI, que puede beneficiar a la mayor parte de la población de la ciudad, y podría llevarnos a todos a emplear el transporte público como se hace en las urbes más civilizadas del mundo. También está abierta la posibilidad de tener un gran centro cultural en el antiguo Colegio de la Enseñanza, aunque aún es un misterio qué se hará en concreto.

Se cierra un ciclo e inicia uno nuevo gobierno. Mi único deseo es que no vayamos a extrañar al anterior.


Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com

Termina este fin de semana la gira de despedida, entre aplausos, vítores y algunos reclamos tras una gestión de cinco años y medio de intensa actividad, que transformaron en diversos aspectos el Irapuato que recibió de Sixto Zetina. A los seis años que todos le atribuyen, le resto los más de seis meses de la licencia que tomó para su campaña de reelección, desde comienzos de abril del 2018, y que sólo interrumpió para tomar protesta el 10 de octubre del mismo año. Muchos nunca entendimos por qué una licencia tan larga.

Nadie puede negar las luces que deja su trabajo, un centro histórico con nueva cara y proyectos ejecutivos para continuar su remozamiento. Una malla vial reconstruida con avenidas de concreto hidráulico que han mejorado el tránsito de forma considerable. Atravesar Irapuato de punta a punta por el bulevar Solidaridad, gracias a la fenomenal sincronía de los semáforos, puede tomar menos de veinte minutos. Obras donde se percibe la mano de un arquitecto. No obstante, uno de la vieja escuela para quien el arbolado urbano parecía un caprichoso adorno y no una necesidad apremiante. Para quien primaban el asfalto y el concreto por encima de cualquier especie nativa. Sólo a través de sus pugnas con defensores del ambiente pareció aceptar muy a regañadientes que había maneras de hacer las cosas más respetuosas con la naturaleza. Y aquí tropezamos con una de las sombras: su talante autoritario. Éste lo llevó a ningunear cualquier reclamo, por más fundado que estuviera; a actuar hasta con nocturnidad y alevosía cuando se trató de arrasar obstáculos o desbaratar quioscos.

Su palabra era la ley, y quien quisiera criticarla debía soportar sus comentarios bravucones o, en el caso de colectivos de víctimas, su dedo flamígero o cínico para criminalizar a los querellantes. Quizás impulsado por su soberbia o egomanía, pues parecía asumir la crítica como un ataque a su persona, tuvimos que soportar declaraciones infamantes sobre homicidios señalados como “daños colaterales”; denigrar las propuestas del observatorio ciudadano y reducirlas a “intereses de particulares”; señalar que los criminales sólo se mataban entre ellos; y achacar, como es ya un mantra en este estado, el problema de la seguridad pública a la órbita federal, pues ésta estuvo durante su mandato bajo un signo diferente al de su partido.

Pero, a pesar de la anterior, no cayó en otros excesos, ni tampoco podemos hablar de un funcionario alejado de las resposabilidades del cargo o que no profesara un particular afecto por su ciudad. A quienes no les preocupan los problemas de potabilidad y disponibilidad, presente y futura, del agua, o ya se han habituado a masacres como la del anexo ocurrida el año pasado, o a la aparición de fosas clandestinas en el municipio, las obras realizadas les bastan y sobran. Aunque persista el Irapuato de gigantescos baldíos que se resisten a la urbanización y al trazado de nuevas calles, aún cuando el gobierno municipal retiene con puño de hierro las labores de planeación y desarrollo urbano.

Sabedor de las debilidades del gobierno saliente, el entrante prometió en campaña más cercanía social. Ojalá no falle en la socialización de sus proyectos y asuma las tareas pequeñas que esta administración desdeñó, pero que transforman la vida de los ciudadanos, como la pavimentación de calles en colonias urbanas que aún son de terracería, para lo cual no son indispensables enormes inversiones como en los viaductos o cinturones viales. También que se empeñe en la creación de una cultura cívica que nos haga más participativos, empáticos y honestos.

No quiero extenderme demasido, no es mi intención un conteo pormenorizado de aciertos o errores, pues hubo de ambos en dosis disparejas.

Me despido diciendo que el gobierno saliente deja también sentadas las bases de proyectos importantes como Sistema Integral de Transporte – SITI, que puede beneficiar a la mayor parte de la población de la ciudad, y podría llevarnos a todos a emplear el transporte público como se hace en las urbes más civilizadas del mundo. También está abierta la posibilidad de tener un gran centro cultural en el antiguo Colegio de la Enseñanza, aunque aún es un misterio qué se hará en concreto.

Se cierra un ciclo e inicia uno nuevo gobierno. Mi único deseo es que no vayamos a extrañar al anterior.


Comentarios a mi correo electrónico: panquevadas@gmail.com

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