/ domingo 26 de noviembre de 2017

La Renta Básica Universal

Por: Alfonso Ruiz Chico

En fin de semana pasado, el Frente Ciudadano por México presentó su plataforma electoral 2018 ante el Instituto Estatal Electoral. Al mismo tiempo también dio a conocer un concentrado de “Apuntes para un Programa de Gobierno” documento que resume de manera puntual las propuestas que el FCM tiene pensado implementar en el momento que gane la elección del año entrante.

En la Coalición comprendemos que la desigualdad ha sido producto de nuestro modelo de crecimiento, que en aras de asegurar la estabilidad financiera del país ha cancelado las opciones para generar empleos bien pagados, servicios públicos de calidad y para promover la movilidad social con todos los medios disponibles por el Estado mexicano.

La desigualdad social es el fruto más amargo de la pésima conducción económica del país. El Frente sostiene que no sólo es posible, sino que es urgente corregir ese modelo, afirmando la estabilidad financiera, pero convocando también a todos los sectores de la producción a un nuevo pacto económico que privilegie la eliminación definitiva de la pobreza extrema del país, que incremente la calidad de la educación, la salud y los servicios públicos, que genere empleos estables y bien remunerados y que potencie la competitividad de México, a partir de sus ventajas comparativas.

Una de las propuestas que el Frente anunció y que fue motivo de diversas notas en medios esta semana, es la llamada Renta Básica Universal, también conocida como Renta Básica Incondicional, Ingreso Ciudadano o Basic Income.

Dicha renta es una forma de sistema de seguridad social en la que todos los ciudadanos o residentes de un país reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones, ya sea desde un gobierno o alguna otra institución pública, además de cualquier otro ingreso recibido por otros lugares.

Es mentira que nos falten recursos para combatir todas las formas de desigualdad y erradicar a la pobreza. Lo que ha sucedido es que ese dinero ha sido malgastado, como lo prueban los múltiples estudios que han probado la ineficiencia del gasto educativo, la captura y la corrupción en los presupuestos asignados a la salud y la pésima asignación del gasto en materia de servicios públicos e infraestructura.

Para paliar esos despropósitos, el Estado ha incrementado los programas sociales asistencialistas que, a lo largo de décadas, no sólo han probado ser ineficientes y discriminatorios, sino que, en conjunto, han producido aún mayor desigualdad. Un dato que evidencia estos argumentos es que, de los programas sociales federales que se han evaluado, 19% no identifican a su población potencialmente beneficiaria a la que van dirigidos.

El Frente ha dejado en claro que esta propuesta, a su vez, ayudará a enfrentar el reto de la automatización, en el que muchos mexicanos perderán la oportunidad de un ingreso en los próximos años.

También, agregó, la renta básica universal dará un piso mínimo que permitirá a los ciudadanos arriesgarse a emprender nuevas ideas.

No obstante, la renta básica universal es una propuesta que ya se ha hecho en el pasado en otros países y que en otros más está en fase de prueba, y que en México se financiará a través de los más de 6,500 programas sociales que se tienen identificados en los tres órdenes de gobierno. Programas sociales en muchísimos de los casos sin reglas de operación, sin padrones de beneficiarios, duplicados y con importantísimos niveles de corrupción en su ejecución.

En el Frente queremos acabar con la corrupción, contar con un gobierno honesto que rinda cuentas. Queremos acabar con la pobreza y la desigualdad. Queremos que haya igualdad de oportunidades. Queremos acabar con la impunidad, que en México de una vez por todas reine la ley y que se aplique por igual la ley para todos, que se acaben los privilegios. Queremos acabar con la violencia, con la inseguridad que hoy lastima profundamente a nuestro país. Queremos una economía que crezca, pero que crezca para todos, no solo para unos cuantos.

Como señalaba nuestro fundador Don Manuel Gómez Morín: “Avanzamos serenos en nuestra invencible esperanza, apartando lo que nos separa y apretando lo que nos une, disputando en lo disputable sin dejar de pelear reunidos, unidos en lo indispensable”. Con esa visión, con ese ánimo, con esa convicción vamos a lograr el cambio profundo que nuestro país demanda.

Por: Alfonso Ruiz Chico

En fin de semana pasado, el Frente Ciudadano por México presentó su plataforma electoral 2018 ante el Instituto Estatal Electoral. Al mismo tiempo también dio a conocer un concentrado de “Apuntes para un Programa de Gobierno” documento que resume de manera puntual las propuestas que el FCM tiene pensado implementar en el momento que gane la elección del año entrante.

En la Coalición comprendemos que la desigualdad ha sido producto de nuestro modelo de crecimiento, que en aras de asegurar la estabilidad financiera del país ha cancelado las opciones para generar empleos bien pagados, servicios públicos de calidad y para promover la movilidad social con todos los medios disponibles por el Estado mexicano.

La desigualdad social es el fruto más amargo de la pésima conducción económica del país. El Frente sostiene que no sólo es posible, sino que es urgente corregir ese modelo, afirmando la estabilidad financiera, pero convocando también a todos los sectores de la producción a un nuevo pacto económico que privilegie la eliminación definitiva de la pobreza extrema del país, que incremente la calidad de la educación, la salud y los servicios públicos, que genere empleos estables y bien remunerados y que potencie la competitividad de México, a partir de sus ventajas comparativas.

Una de las propuestas que el Frente anunció y que fue motivo de diversas notas en medios esta semana, es la llamada Renta Básica Universal, también conocida como Renta Básica Incondicional, Ingreso Ciudadano o Basic Income.

Dicha renta es una forma de sistema de seguridad social en la que todos los ciudadanos o residentes de un país reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones, ya sea desde un gobierno o alguna otra institución pública, además de cualquier otro ingreso recibido por otros lugares.

Es mentira que nos falten recursos para combatir todas las formas de desigualdad y erradicar a la pobreza. Lo que ha sucedido es que ese dinero ha sido malgastado, como lo prueban los múltiples estudios que han probado la ineficiencia del gasto educativo, la captura y la corrupción en los presupuestos asignados a la salud y la pésima asignación del gasto en materia de servicios públicos e infraestructura.

Para paliar esos despropósitos, el Estado ha incrementado los programas sociales asistencialistas que, a lo largo de décadas, no sólo han probado ser ineficientes y discriminatorios, sino que, en conjunto, han producido aún mayor desigualdad. Un dato que evidencia estos argumentos es que, de los programas sociales federales que se han evaluado, 19% no identifican a su población potencialmente beneficiaria a la que van dirigidos.

El Frente ha dejado en claro que esta propuesta, a su vez, ayudará a enfrentar el reto de la automatización, en el que muchos mexicanos perderán la oportunidad de un ingreso en los próximos años.

También, agregó, la renta básica universal dará un piso mínimo que permitirá a los ciudadanos arriesgarse a emprender nuevas ideas.

No obstante, la renta básica universal es una propuesta que ya se ha hecho en el pasado en otros países y que en otros más está en fase de prueba, y que en México se financiará a través de los más de 6,500 programas sociales que se tienen identificados en los tres órdenes de gobierno. Programas sociales en muchísimos de los casos sin reglas de operación, sin padrones de beneficiarios, duplicados y con importantísimos niveles de corrupción en su ejecución.

En el Frente queremos acabar con la corrupción, contar con un gobierno honesto que rinda cuentas. Queremos acabar con la pobreza y la desigualdad. Queremos que haya igualdad de oportunidades. Queremos acabar con la impunidad, que en México de una vez por todas reine la ley y que se aplique por igual la ley para todos, que se acaben los privilegios. Queremos acabar con la violencia, con la inseguridad que hoy lastima profundamente a nuestro país. Queremos una economía que crezca, pero que crezca para todos, no solo para unos cuantos.

Como señalaba nuestro fundador Don Manuel Gómez Morín: “Avanzamos serenos en nuestra invencible esperanza, apartando lo que nos separa y apretando lo que nos une, disputando en lo disputable sin dejar de pelear reunidos, unidos en lo indispensable”. Con esa visión, con ese ánimo, con esa convicción vamos a lograr el cambio profundo que nuestro país demanda.