/ sábado 16 de enero de 2021

Evita que un robot te sustituya en 2021

Después de varios meses de incertidumbre, las actividades poco a poco se han retomado (la nueva normalidad), pero con variaciones a las que aún cuesta adaptarse. Las videollamadas, archivos compartidos, aplicaciones para colaborar en equipo, transmisión en vivo desde Facebook, buscar un lugar cómodo y tranquilo para trabajar en casa, etc.

La pregunta constante del año pasado fue, ¿por qué no aprendí esto antes? Seguramente ocurrió que un montón de herramientas tecnológicas que desconocías se hicieron presentes en tu panorama. Entenderlas requirió de tiempo y mucho esfuerzo. Lo curioso es que ya existían, estaban ahí, pero les faltaba volverse populares y necesarias. Es lógico, no creías necesitarlas, todo se manejaba de cierto modo y parecía que así sería eternamente. Dentro de las muchas lecciones del 2020 tenemos que prevenir es mejor que lamentar.

En los últimos 12 meses las ventas del comercio electrónico se dispararon, la gente aprovechó para usar banca en línea, hacer pagos desde la comodidad de sus celulares, incluso la educación virtual se volvió popular, así mismo crear páginas de FB y más actividades que se dejaban para “después que tenga tiempo de aprender”.

Por otro lado, quizá has notado que en algunos supermercados están sustituyendo parcialmente al personal de cajas por máquinas. Esto surge porque las empresas consideran que es más fácil o mejor trabajar con equipo tecnológico que con personas, aclarando que no es una opinión sino una tendencia mundial. Los trabajos de tipo repetitivo o que requieren más de las habilidades físicas que mentales tienden a desaparecer. Existe un concepto que, aunque ya tiene rato, ha sonado mucho últimamente: mentefactura, se refiere a pensar en conocimiento y servicio, no en producto.

Explicado de forma sencilla: mientras los usuarios se familiarizan cada vez más con el uso de tecnología para facilitar sus vidas, aquellas personas que tienen empleos enfocados a eso, tienen el riesgo de perderlos en los próximos 5 años. Es decir, ya quedaron lejos las proyecciones a 10 o 20 años, la pandemia adelantó muchos procesos.

La recomendación es anticiparse a la desaparición de esas actividades. Veamos, ¿cuándo te motivaste a aprender algo voluntariamente? Leer revistas, libros o explorar páginas web, tomar un curso, escuchar un podcast (un podcast es una publicación de carácter digital y periódica, en formato de audio o vídeo y que se puede descargar de internet o escuchar online. Fuente: Sitio web El Espanol). Si eres de los que hizo su lista de propósitos de año nuevo, es posible que hayas incluido cosas como leer un libro al mes, aprender inglés u otro idioma. Si iniciaste y continúas, felicidades, vas por buen camino; si aún no lo haces, descuida, siempre es buen momento; si iniciaste y ya lo abandonaste, retómalo.

Imagina lo que pasaría si diario dedicas 10 minutos a un tema, sin importar cual. Después de 6 meses tendrías amplios conocimientos al respecto. Trata de visualizar cómo te ayudaría profesional/laboralmente desarrollar nuevas habilidades durante al menos 6 meses.

Aquí viene lo interesante, en columnas anteriores hablamos de invertir en salud y aprender a ahorrar. La reflexión es que la mejor inversión que puedes hacer es en tu educación y crecimiento. Ten presente que de lo que más se arrepintió la gente el año pasado fue: ¿por qué no aprendí…?

El pasado ya fue, el futuro aún no es, lo que nos queda es el presente.

Recuerda: “Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.”

Después de varios meses de incertidumbre, las actividades poco a poco se han retomado (la nueva normalidad), pero con variaciones a las que aún cuesta adaptarse. Las videollamadas, archivos compartidos, aplicaciones para colaborar en equipo, transmisión en vivo desde Facebook, buscar un lugar cómodo y tranquilo para trabajar en casa, etc.

La pregunta constante del año pasado fue, ¿por qué no aprendí esto antes? Seguramente ocurrió que un montón de herramientas tecnológicas que desconocías se hicieron presentes en tu panorama. Entenderlas requirió de tiempo y mucho esfuerzo. Lo curioso es que ya existían, estaban ahí, pero les faltaba volverse populares y necesarias. Es lógico, no creías necesitarlas, todo se manejaba de cierto modo y parecía que así sería eternamente. Dentro de las muchas lecciones del 2020 tenemos que prevenir es mejor que lamentar.

En los últimos 12 meses las ventas del comercio electrónico se dispararon, la gente aprovechó para usar banca en línea, hacer pagos desde la comodidad de sus celulares, incluso la educación virtual se volvió popular, así mismo crear páginas de FB y más actividades que se dejaban para “después que tenga tiempo de aprender”.

Por otro lado, quizá has notado que en algunos supermercados están sustituyendo parcialmente al personal de cajas por máquinas. Esto surge porque las empresas consideran que es más fácil o mejor trabajar con equipo tecnológico que con personas, aclarando que no es una opinión sino una tendencia mundial. Los trabajos de tipo repetitivo o que requieren más de las habilidades físicas que mentales tienden a desaparecer. Existe un concepto que, aunque ya tiene rato, ha sonado mucho últimamente: mentefactura, se refiere a pensar en conocimiento y servicio, no en producto.

Explicado de forma sencilla: mientras los usuarios se familiarizan cada vez más con el uso de tecnología para facilitar sus vidas, aquellas personas que tienen empleos enfocados a eso, tienen el riesgo de perderlos en los próximos 5 años. Es decir, ya quedaron lejos las proyecciones a 10 o 20 años, la pandemia adelantó muchos procesos.

La recomendación es anticiparse a la desaparición de esas actividades. Veamos, ¿cuándo te motivaste a aprender algo voluntariamente? Leer revistas, libros o explorar páginas web, tomar un curso, escuchar un podcast (un podcast es una publicación de carácter digital y periódica, en formato de audio o vídeo y que se puede descargar de internet o escuchar online. Fuente: Sitio web El Espanol). Si eres de los que hizo su lista de propósitos de año nuevo, es posible que hayas incluido cosas como leer un libro al mes, aprender inglés u otro idioma. Si iniciaste y continúas, felicidades, vas por buen camino; si aún no lo haces, descuida, siempre es buen momento; si iniciaste y ya lo abandonaste, retómalo.

Imagina lo que pasaría si diario dedicas 10 minutos a un tema, sin importar cual. Después de 6 meses tendrías amplios conocimientos al respecto. Trata de visualizar cómo te ayudaría profesional/laboralmente desarrollar nuevas habilidades durante al menos 6 meses.

Aquí viene lo interesante, en columnas anteriores hablamos de invertir en salud y aprender a ahorrar. La reflexión es que la mejor inversión que puedes hacer es en tu educación y crecimiento. Ten presente que de lo que más se arrepintió la gente el año pasado fue: ¿por qué no aprendí…?

El pasado ya fue, el futuro aún no es, lo que nos queda es el presente.

Recuerda: “Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.”