/ sábado 22 de febrero de 2020

¿Estás seguro de que quieres un socio?

Lo comentábamos en la columna pasada, en ocasiones el miedo nos lleva a tomar decisiones desesperadas y vimos los puntos clave para elegir un buen socio. Pero cualquier moneda tiene dos caras y ahora veremos qué debes tener para ser el socio que todos quieren. Aclaración: Se usa la palabra socio para referirse a hombres y mujeres, de acuerdo a los lineamientos de la Real Academia de la Lengua Española)

La siguiente historia es real, sin embargo, en atención a la privacidad del cliente, se cambia el nombre:

Claudia, me llamó hace un par de meses, ella quería iniciar un negocio. En la fábrica donde labora conoció a Jaime, él acababa de entrar a la línea de producción, se cayeron bien y decidieron emprender juntos.

Claudia, tiene complicaciones para confiar en la gente, entonces, no quería soltar mucha información a Jaime, él se desesperó un poco. Luego, comenzó a darle órdenes en vez de verlo como socio y lo presionó. Para ponerlo en términos sencillos: imagina estar iniciando un noviazgo y que te sugiera comprar ropa para la boda. Él se espantó.

Claudia aceptó que sus ganas de abandonar la fábrica eran tantas que no cuidó cómo hacía las cosas por el estrés que traía.

Si estás pensando en buscar un socio, debes tomar en cuenta si cuentas con las siguientes características que faciliten que la gente decida acercarse a ti:

Confiable: La honestidad, ante todo, el decir verdades a medias no sirve. La otra persona se sentirá usada. Si no le cuentas completo qué, cómo y por qué se hará algo, generarás incertidumbre. Es muy incómodo enterarse de la verdad cuando se va a medio camino.

Comunicación efectiva: Saber explicar lo que quieres es importante. El esquema básico de la comunicación incluye emisor que da el mensaje y el recepto que lo recibe, si quieres que la información llegue adecuadamente como emisor debes saber transmitirlo. De otro modo, estarás lleno de frases como “lo que quise decir”, “es que no me entendiste bien”, “no me refería a eso”, etc.

Tolerancia: Es tu socio, no un esclavo. Si bien es cierto que acordarán los tiempos de trabajo en conjunto, tampoco caigas en llamarle en la madrugada para pedirle una información, ni esperes que te diga que sí cuando le pidas verse en 10 minutos.

División del trabajo clara: Cada uno deberá hacer lo planteado inicialmente, si se asignan tareas, revisen los avances juntos, pero evita corregir a cada momento porque entonces tú no buscas socio sino subordinado y te estarás metiendo en un área que has delegado.

Humilde: Si dijiste algo inconveniente, si te portaste grosero, si te equivocaste, acéptalo, no pasa nada. Nadie quiere un socio incapaz de reconocer errores.

Activo: No esperes a que las cosas pasen, haz que sucedan. Es fácil echarle la culpa al mercado, a los clientes, a la economía, a todos… pero si no tomas las riendas del proyecto, nadie más lo hará y eso lo debes trasmitir a todos aquellos con quienes hablas de tu idea.

Jerarquizar adecuadamente: Si lo tuyo es la fiesta y después el trabajo, tampoco serás buen socio. Si das tu palabra sobre algo, debes cumplir porque la otra persona está confiando en ti.


Lo comentábamos en la columna pasada, en ocasiones el miedo nos lleva a tomar decisiones desesperadas y vimos los puntos clave para elegir un buen socio. Pero cualquier moneda tiene dos caras y ahora veremos qué debes tener para ser el socio que todos quieren. Aclaración: Se usa la palabra socio para referirse a hombres y mujeres, de acuerdo a los lineamientos de la Real Academia de la Lengua Española)

La siguiente historia es real, sin embargo, en atención a la privacidad del cliente, se cambia el nombre:

Claudia, me llamó hace un par de meses, ella quería iniciar un negocio. En la fábrica donde labora conoció a Jaime, él acababa de entrar a la línea de producción, se cayeron bien y decidieron emprender juntos.

Claudia, tiene complicaciones para confiar en la gente, entonces, no quería soltar mucha información a Jaime, él se desesperó un poco. Luego, comenzó a darle órdenes en vez de verlo como socio y lo presionó. Para ponerlo en términos sencillos: imagina estar iniciando un noviazgo y que te sugiera comprar ropa para la boda. Él se espantó.

Claudia aceptó que sus ganas de abandonar la fábrica eran tantas que no cuidó cómo hacía las cosas por el estrés que traía.

Si estás pensando en buscar un socio, debes tomar en cuenta si cuentas con las siguientes características que faciliten que la gente decida acercarse a ti:

Confiable: La honestidad, ante todo, el decir verdades a medias no sirve. La otra persona se sentirá usada. Si no le cuentas completo qué, cómo y por qué se hará algo, generarás incertidumbre. Es muy incómodo enterarse de la verdad cuando se va a medio camino.

Comunicación efectiva: Saber explicar lo que quieres es importante. El esquema básico de la comunicación incluye emisor que da el mensaje y el recepto que lo recibe, si quieres que la información llegue adecuadamente como emisor debes saber transmitirlo. De otro modo, estarás lleno de frases como “lo que quise decir”, “es que no me entendiste bien”, “no me refería a eso”, etc.

Tolerancia: Es tu socio, no un esclavo. Si bien es cierto que acordarán los tiempos de trabajo en conjunto, tampoco caigas en llamarle en la madrugada para pedirle una información, ni esperes que te diga que sí cuando le pidas verse en 10 minutos.

División del trabajo clara: Cada uno deberá hacer lo planteado inicialmente, si se asignan tareas, revisen los avances juntos, pero evita corregir a cada momento porque entonces tú no buscas socio sino subordinado y te estarás metiendo en un área que has delegado.

Humilde: Si dijiste algo inconveniente, si te portaste grosero, si te equivocaste, acéptalo, no pasa nada. Nadie quiere un socio incapaz de reconocer errores.

Activo: No esperes a que las cosas pasen, haz que sucedan. Es fácil echarle la culpa al mercado, a los clientes, a la economía, a todos… pero si no tomas las riendas del proyecto, nadie más lo hará y eso lo debes trasmitir a todos aquellos con quienes hablas de tu idea.

Jerarquizar adecuadamente: Si lo tuyo es la fiesta y después el trabajo, tampoco serás buen socio. Si das tu palabra sobre algo, debes cumplir porque la otra persona está confiando en ti.