/ sábado 6 de octubre de 2018

El negocio de la muerte 8ª parte

Esta es nuestra conclusión al tema que hemos venido desarrollando paso a paso, el cual, espero haya despertado tu interés para una análisis más profundo, partiendo de los puntos que se han venido revisando desde diferentes ángulos, para que definas tu postura sobre un tema tan trascendental como lo es la vida, no desde un aspecto meramente emocional o religioso, sino partiendo de fundamentos solidos, bien razonados, bajo una mente crítica que sabe en qué cree y por qué lo cree.

A ti, que estas atravesando por un embarazo, el cual es una situación difícil para ti porque careces de apoyo, o tienes dudas respecto a seguir adelante con tu estado, no tienes porque afrontar esto sola, existen personas, existen familias y también organizaciones desinteresadas que respetando tu dignidad pueden ofrecerte el apoyo, la asesoría, la información adecuada, y aun la ayuda económica si así se requiere para que salgas adelante con tu embarazo, y darle la oportunidad a ese bebé de desarrollar su vida, puedes buscar este tipo de ayuda que existe.

A ti, que has atravesado por uno o varios abortos y reconoces el error de esa decisión, no tienes por qué seguir cargando con esa culpa y ese dolor; el perdón y la sanidad son algo que el Dios de la Biblia ha provisto para ti, así como para cualquier persona que cometiendo errores en otros aspectos de su vida, reconocen genuinamente que necesitan de una ética superior para saber gobernar y dirigir sus vidas.

Esta provisión Dios nos la ha dado a través de su Hijo Jesucristo, para que aceptándolo en nuestra vida, y por consiguiente aceptando su ejemplo de vida, entendamos como vivir la nuestra. Considera seriamente lo que dicen estos versículos que encontramos en la Biblia:

“Sólo hay un Dios, y sólo hay uno que puede ponernos en paz con Dios: Jesucristo, el hombre. Jesús dio su propia vida para salvar a todo el mundo. En el momento oportuno, Dios nos demostró que quiere salvar a todos.”–1 Timoteo 2:5-6 TLA.

“Jesús le respondió: —Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, nadie puede llegar a Dios el Padre.” –Juan 14:6 TLA.

Por último, cada persona que llega a la conclusión de reconocer que la vida humana es un don de Dios y que el ser humano no tiene ingerencia para legislar sobre ella; sino que solo le corresponde hacerlo a quién la ha dado; debemos buscar la manera de involucrarnos para proteger la vida de estas criaturas indefensas, educando, trabajando con tu congregación, con tu iglesia, con tus líderes dentro de ellas, en nuestras áreas de influencia.

Debemos alzar nuestra voz, levantarla por los medios de comunicación posibles; dar nuestro voto y apoyo solo a servidores públicos que estén en contra del aborto, manifestarles nuestro desacuerdo a la despenalización del aborto en este país.

Permitir el asesinato de las criaturas más indefensas, es abrir la caja de pandora para nuestros niños y jóvenes, diciéndoles que la vida no vale nada y que pueden vivir como mejor les parezca, y cuando lo hagan, no debería sorprendernos los terribles comportamientos que se desatarían en ellos y hacia el resto de la población.

México tiene demasiados problemas por resolver, buscando ese progreso tan deseado, sin embargo, ese progreso jamás debe ser producto de inversiones que han estado haciendo su gran negocio a expensas del asesinato de las criaturas que están desarrollándose en el vientre de sus madres. Creer que el aborto es señal de madurez intelectual y gente civilizada, es un grave error. La ciencia médica, la salud mental y la historia de la sociología, han venido juzgando negativamente a las naciones en el presente, y a civilizaciones en el pasado, que consideraron que matar a los más indefensos era señal de una civilización avanzada.


Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.


Esta es nuestra conclusión al tema que hemos venido desarrollando paso a paso, el cual, espero haya despertado tu interés para una análisis más profundo, partiendo de los puntos que se han venido revisando desde diferentes ángulos, para que definas tu postura sobre un tema tan trascendental como lo es la vida, no desde un aspecto meramente emocional o religioso, sino partiendo de fundamentos solidos, bien razonados, bajo una mente crítica que sabe en qué cree y por qué lo cree.

A ti, que estas atravesando por un embarazo, el cual es una situación difícil para ti porque careces de apoyo, o tienes dudas respecto a seguir adelante con tu estado, no tienes porque afrontar esto sola, existen personas, existen familias y también organizaciones desinteresadas que respetando tu dignidad pueden ofrecerte el apoyo, la asesoría, la información adecuada, y aun la ayuda económica si así se requiere para que salgas adelante con tu embarazo, y darle la oportunidad a ese bebé de desarrollar su vida, puedes buscar este tipo de ayuda que existe.

A ti, que has atravesado por uno o varios abortos y reconoces el error de esa decisión, no tienes por qué seguir cargando con esa culpa y ese dolor; el perdón y la sanidad son algo que el Dios de la Biblia ha provisto para ti, así como para cualquier persona que cometiendo errores en otros aspectos de su vida, reconocen genuinamente que necesitan de una ética superior para saber gobernar y dirigir sus vidas.

Esta provisión Dios nos la ha dado a través de su Hijo Jesucristo, para que aceptándolo en nuestra vida, y por consiguiente aceptando su ejemplo de vida, entendamos como vivir la nuestra. Considera seriamente lo que dicen estos versículos que encontramos en la Biblia:

“Sólo hay un Dios, y sólo hay uno que puede ponernos en paz con Dios: Jesucristo, el hombre. Jesús dio su propia vida para salvar a todo el mundo. En el momento oportuno, Dios nos demostró que quiere salvar a todos.”–1 Timoteo 2:5-6 TLA.

“Jesús le respondió: —Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, nadie puede llegar a Dios el Padre.” –Juan 14:6 TLA.

Por último, cada persona que llega a la conclusión de reconocer que la vida humana es un don de Dios y que el ser humano no tiene ingerencia para legislar sobre ella; sino que solo le corresponde hacerlo a quién la ha dado; debemos buscar la manera de involucrarnos para proteger la vida de estas criaturas indefensas, educando, trabajando con tu congregación, con tu iglesia, con tus líderes dentro de ellas, en nuestras áreas de influencia.

Debemos alzar nuestra voz, levantarla por los medios de comunicación posibles; dar nuestro voto y apoyo solo a servidores públicos que estén en contra del aborto, manifestarles nuestro desacuerdo a la despenalización del aborto en este país.

Permitir el asesinato de las criaturas más indefensas, es abrir la caja de pandora para nuestros niños y jóvenes, diciéndoles que la vida no vale nada y que pueden vivir como mejor les parezca, y cuando lo hagan, no debería sorprendernos los terribles comportamientos que se desatarían en ellos y hacia el resto de la población.

México tiene demasiados problemas por resolver, buscando ese progreso tan deseado, sin embargo, ese progreso jamás debe ser producto de inversiones que han estado haciendo su gran negocio a expensas del asesinato de las criaturas que están desarrollándose en el vientre de sus madres. Creer que el aborto es señal de madurez intelectual y gente civilizada, es un grave error. La ciencia médica, la salud mental y la historia de la sociología, han venido juzgando negativamente a las naciones en el presente, y a civilizaciones en el pasado, que consideraron que matar a los más indefensos era señal de una civilización avanzada.


Favor de enviar todo comentario a los siguientes sitios sociales, blog: metamorfosiscultural.wordpress.com; facebook, twitter, YouTube: Metamorfosis Cultural ó si deseas comentar más ampliamente puedes hacerlo al correo: metamorfosiscultural2016@gmail.com Gracias.

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Artículo escrito por: Alejandra Pimentel Sánchez. Licenciada en Ciencias de la Familia.