/ domingo 8 de mayo de 2022

Da lo mismo si naciste en Chicago o Moroleón. Ya eres mexicano!

La semana pasada tuve una extraordinaria conversación con Tonatiuh Guillén López, actualmente profesor e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, y hasta el 2019 Comisionado del Instituto Nacional de Migración de México. Los temas de nuestra conversación fueros bastos. Debatimos, por ejemplo, cuáles deberían ser los derechos políticos de los migrantes y quién tiene derecho a ser “diputado migrante”. También analizamos la definición actual de “mexicano” y el número actual de los mexicanos. Al final de nuestra conversación, me dijo Guillen: “Juan, ya no pienses en 1.5 millones de guanajuatenses. ¡Desde el año pasado, con el cambio a la Constitución, son muchos, muchos más!”

En su artículo “La transformación que viene del norte”, Guillén nos habla de algo que ya está definido en las leyes pero que pocos están conscientes de lo que significa, y más aún, de lo que implica. “A partir del 17 de mayo de 2021, mediante la reforma constitucional en materia de nacionalidad publicada por el Diario Oficial de la Federación, las y los mexicanos incrementamos súbitamente nuestro número por millones”, dice Guillén. Esta reforma al artículo 30 reconoció como parte inherente de la nación a las personas descendientes de mexicanos nacidos en el extranjero. ¿Qué implica esto? La respuesta la dividiría en dos vertientes.

La primera tiene que ver con el tema cultural, ya que vivimos en mundo globalizado, en el que las raíces siguen siendo lo que nos da originalidad e identidad. En este sentido, al reconocer nuestra Constitución a hijos y nietos de mexicanos nacidos en el extranjero como mexicanos, la fusión de costumbres, ideologías y, por qué no, de tradiciones marcarán a nuestras futuras generaciones. Y me explico: en el caso de los guanajuatenses (y me atrevo a decir que en la mayoría de los connacionales) tenemos a algún familiar nacido en Estados Unidos que, a partir del 17 de mayo del 2021, ya es mexicano. ¡Estamos hablando de millones de personas!

La segunda vertiente tiene que ver con los gobiernos. Tonatiuh nos dice en su artículo que esta población de “nuevos mexicanos” tiene los mismos derechos y responsabilidades, lo que provocará (o al menos ya lo deberíamos visionar) una reingeniería legal e institucional en nuestro país para poder atender las necesidades de los paisanos recién reconocidos. Da lo mismo nacer en Chicago que en Moroleón, por ejemplo, mientras el padre o la madre tengan nacionalidad mexicana. Esto abre un abanico de oportunidades y de nuevos retos para las tres órdenes de gobiernos (municipal, estatal y federal).

El primer paso que debemos dar en el ámbito gubernamental es conocer el número real de connacionales que radican en el extranjero. Los números que manejamos por mucho tiempo en Guanajuato nos indican que en Estados Unidos hay aproximadamente 1.5 millones de guanajuatenses. Pero ésa es solo la primera generación. Con la reforma constitucional podrían ser entre 3 y 4 millones de paisanos nuestros que, en sus próximas vacaciones, podrían visitar a sus familiares en Dolores Hidalgo, León o Pénjamo. Nos toca a nosotros invitarlos, hacerlos sentirse parte de nuestro México y parte de nuestro Guanajuato. El Gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo instruye a todas las instancias del gobierno, y especialmente a la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional, a “llevar más de Guanajuato al mundo y más del mundo a Guanajuato”. A través de los “nuevos guanajuatenses” logramos las dos.

Gracias, Profesor Tonatiuh Guillen, por motivar a México a integrar a estos “nuevos mexicanos”. Esta reforma representa un giro de gran envergadura. Es histórica, pero, paradójicamente, de poca notoriedad hasta el momento. En el caso de Guanajuato, es motivante. Somos un estado de gran tradición migrante, en el que no hay un día en el que no lleguen remesas a hogares o

llamadas telefónicas de nuestros paisanos preguntando por sus familias. Hoy, sabemos que somos muchos más guanajuatenses, y la tarea para visibilizarlos ya la hemos iniciado al voltear al vecino del norte y decirles: ¡Bienvenidos paisanos! ¡Primera, segunda y tercera generación! ¡Ya son mexicanos, ya son guanajuatenses! ¡Bienvenidos!

La semana pasada tuve una extraordinaria conversación con Tonatiuh Guillén López, actualmente profesor e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, y hasta el 2019 Comisionado del Instituto Nacional de Migración de México. Los temas de nuestra conversación fueros bastos. Debatimos, por ejemplo, cuáles deberían ser los derechos políticos de los migrantes y quién tiene derecho a ser “diputado migrante”. También analizamos la definición actual de “mexicano” y el número actual de los mexicanos. Al final de nuestra conversación, me dijo Guillen: “Juan, ya no pienses en 1.5 millones de guanajuatenses. ¡Desde el año pasado, con el cambio a la Constitución, son muchos, muchos más!”

En su artículo “La transformación que viene del norte”, Guillén nos habla de algo que ya está definido en las leyes pero que pocos están conscientes de lo que significa, y más aún, de lo que implica. “A partir del 17 de mayo de 2021, mediante la reforma constitucional en materia de nacionalidad publicada por el Diario Oficial de la Federación, las y los mexicanos incrementamos súbitamente nuestro número por millones”, dice Guillén. Esta reforma al artículo 30 reconoció como parte inherente de la nación a las personas descendientes de mexicanos nacidos en el extranjero. ¿Qué implica esto? La respuesta la dividiría en dos vertientes.

La primera tiene que ver con el tema cultural, ya que vivimos en mundo globalizado, en el que las raíces siguen siendo lo que nos da originalidad e identidad. En este sentido, al reconocer nuestra Constitución a hijos y nietos de mexicanos nacidos en el extranjero como mexicanos, la fusión de costumbres, ideologías y, por qué no, de tradiciones marcarán a nuestras futuras generaciones. Y me explico: en el caso de los guanajuatenses (y me atrevo a decir que en la mayoría de los connacionales) tenemos a algún familiar nacido en Estados Unidos que, a partir del 17 de mayo del 2021, ya es mexicano. ¡Estamos hablando de millones de personas!

La segunda vertiente tiene que ver con los gobiernos. Tonatiuh nos dice en su artículo que esta población de “nuevos mexicanos” tiene los mismos derechos y responsabilidades, lo que provocará (o al menos ya lo deberíamos visionar) una reingeniería legal e institucional en nuestro país para poder atender las necesidades de los paisanos recién reconocidos. Da lo mismo nacer en Chicago que en Moroleón, por ejemplo, mientras el padre o la madre tengan nacionalidad mexicana. Esto abre un abanico de oportunidades y de nuevos retos para las tres órdenes de gobiernos (municipal, estatal y federal).

El primer paso que debemos dar en el ámbito gubernamental es conocer el número real de connacionales que radican en el extranjero. Los números que manejamos por mucho tiempo en Guanajuato nos indican que en Estados Unidos hay aproximadamente 1.5 millones de guanajuatenses. Pero ésa es solo la primera generación. Con la reforma constitucional podrían ser entre 3 y 4 millones de paisanos nuestros que, en sus próximas vacaciones, podrían visitar a sus familiares en Dolores Hidalgo, León o Pénjamo. Nos toca a nosotros invitarlos, hacerlos sentirse parte de nuestro México y parte de nuestro Guanajuato. El Gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo instruye a todas las instancias del gobierno, y especialmente a la Secretaría del Migrante y Enlace Internacional, a “llevar más de Guanajuato al mundo y más del mundo a Guanajuato”. A través de los “nuevos guanajuatenses” logramos las dos.

Gracias, Profesor Tonatiuh Guillen, por motivar a México a integrar a estos “nuevos mexicanos”. Esta reforma representa un giro de gran envergadura. Es histórica, pero, paradójicamente, de poca notoriedad hasta el momento. En el caso de Guanajuato, es motivante. Somos un estado de gran tradición migrante, en el que no hay un día en el que no lleguen remesas a hogares o

llamadas telefónicas de nuestros paisanos preguntando por sus familias. Hoy, sabemos que somos muchos más guanajuatenses, y la tarea para visibilizarlos ya la hemos iniciado al voltear al vecino del norte y decirles: ¡Bienvenidos paisanos! ¡Primera, segunda y tercera generación! ¡Ya son mexicanos, ya son guanajuatenses! ¡Bienvenidos!