/ lunes 16 de agosto de 2021

¿Cobrar poco o ser barato?

La diferencia entre un profesionista barato y uno que cobra poco son los resultados.

Una amiga me contó que el fin de semana tuvo a un obrero de la construcción (conocido de su papá) trabajando colocando un piso en su casa, y se pusieron a platicar un poco ya que tienen muchos años de conocerse porque desde que era niña él hacía las reparaciones de la familia. Ella me platicó sorprendida la actitud del trabajador, ya que él le confeso riendo que si un cliente busca negociar el precio (pagarle menos), lo acepta, pero hace mal el trabajo. Es decir, el señor acepta un trabajo por menos dinero del propuesto y después elabora mal el encargo para “desquitarse” del cliente.

Lo anterior me llevó a un evento de hace varios años, una conferencista fue a una escuela para platicar sobre la importancia de tener un Plan de Vida, la mayoría de los asistentes eran jóvenes. Se notaba que ya tenía experiencia en presentaciones porque hablaba fluidamente y controlaba sus nervios, al inicio parecía todo bien, hizo un par de bromas que liberaron la tensión, conforme fue avanzando empezamos a notar que ya no seguía lo que decían las diapositivas y los errores se iban sumando, tenía faltas de ortografía, los colores no eran los adecuados ni las imágenes porque ya perdían sentido sobre lo que intentaba explicar. Luego, para nuestra sorpresa comenzó a hablar de su vida personal pero no de forma didáctica sino del tipo que usamos para hablar con un amigo, es decir, buscando consuelo o respuestas, pero jamás de la manera en que habría una enseñanza o reflexión por parte de la audiencia.

Al finalizar, los asistentes coincidimos que no era la persona ideal para una conferencia de este tipo porque buscaba enseñar a hacer un Plan de Vida y no pudo ni planear adecuadamente la plática, comenzó a hablar de ella mientras las diapositivas se referían a otras cosas. Comentando sobre el evento alguien dijo que la chica trabajaba en una dependencia de gobierno y ganaba poco, lo que justificaba su pésimo desempeño y comenzó el debate, unos apoyaron la idea, otros estaban en contra.

¿Qué clase de gente hace eso? ¿Por qué alguien acepta un trabajo y hace el mínimo esfuerzo? ¿Por qué alguien que cobra poco piensa que eso justifica que haga las cosas mal? Lo hace un profesionista barato porque es mediocre. Sé que suena fuerte, pero es la verdad.

Regresando al trabajador de la construcción mencionado al inicio, algunos dirán que pobre señor, que hace lo que puede, que se esfuerza y aun así le pagan menos. ¿Y por qué acepta? Necesita comer, dirán algunos lectores. ¿Y por qué no hacerlo bien? Porque eso significaría que tiene una actitud profesional y carece de ella.

Sobre la conferencista, ella ya tenía licenciatura, seguramente expuso a lo largo de la carrera y además, hay muchos videos de YouTube que explican cómo exponer. Es asunto de actitud, no de dinero.

Lo mismo pasa con los contadores que no conocen las leyes y prefieren cobrar barato para no tener que enfrentarse a grandes clientes o están los diseñadores que plagian logos o usan apps gratuitas para generar imágenes que cobran; alguien que cobra por reparaciones de mantenimiento sin saber hacerlas y estropea las instalaciones, e incluso profesores que cobran por clases y ni siquiera dan las sesiones completas o desconocen totalmente los temas, todos son profesionistas baratos. ¿Por qué? Porque hacen el mínimo esfuerzo.

Ahora, ¿tú recomendarías a alguien que hace las cosas más o menos o al “ahí se va”? Pocas personas lo harían, entonces… resulta que, además, ser un profesionista barato es poco inteligente porque se va “quemando”.

Y, ¿cuál es el profesionista que cobra poco? Aquel que aún no encuentra su valor en el mercado, o aquel que no tiene claro su elemento diferenciador, el que quizá por falta de experiencia decide ser accesible. También puede ser aquel emprendedor que esté buscando su producto mínimo viable y cobra poco porque desconoce si lo que vente será la versión final de su producto. Sin embargo, todos ellos buscan mejorar, crecer y dar lo mejor al cliente, sin importar cuánto estén cobrando en este momento.

Claro, la tendencia es que el profesionista/emprendedor suba sus tarifas porque debería encontrar su ruta o camino que le permita separarse del resto y tendrá clientes satisfechos con su servicio o producto que paguen más por la calidad.

Entonces, la diferencia es clara, el barato da resultados mediocres porque no le interesa mejorar; el que cobra poco es porque aún no se siente confiado a subir sus tarifas, pero siempre da lo mejor de sí mismo.

Hacer las cosas bien es más rentable que hacer las cosas a medias. En un mundo que busca resultados, los profesionistas más buscados serán los que garanticen el logro de objetivos, no los que cobren menos.

Recuerda: Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.

Mariana.pefer@gmail.com



La diferencia entre un profesionista barato y uno que cobra poco son los resultados.

Una amiga me contó que el fin de semana tuvo a un obrero de la construcción (conocido de su papá) trabajando colocando un piso en su casa, y se pusieron a platicar un poco ya que tienen muchos años de conocerse porque desde que era niña él hacía las reparaciones de la familia. Ella me platicó sorprendida la actitud del trabajador, ya que él le confeso riendo que si un cliente busca negociar el precio (pagarle menos), lo acepta, pero hace mal el trabajo. Es decir, el señor acepta un trabajo por menos dinero del propuesto y después elabora mal el encargo para “desquitarse” del cliente.

Lo anterior me llevó a un evento de hace varios años, una conferencista fue a una escuela para platicar sobre la importancia de tener un Plan de Vida, la mayoría de los asistentes eran jóvenes. Se notaba que ya tenía experiencia en presentaciones porque hablaba fluidamente y controlaba sus nervios, al inicio parecía todo bien, hizo un par de bromas que liberaron la tensión, conforme fue avanzando empezamos a notar que ya no seguía lo que decían las diapositivas y los errores se iban sumando, tenía faltas de ortografía, los colores no eran los adecuados ni las imágenes porque ya perdían sentido sobre lo que intentaba explicar. Luego, para nuestra sorpresa comenzó a hablar de su vida personal pero no de forma didáctica sino del tipo que usamos para hablar con un amigo, es decir, buscando consuelo o respuestas, pero jamás de la manera en que habría una enseñanza o reflexión por parte de la audiencia.

Al finalizar, los asistentes coincidimos que no era la persona ideal para una conferencia de este tipo porque buscaba enseñar a hacer un Plan de Vida y no pudo ni planear adecuadamente la plática, comenzó a hablar de ella mientras las diapositivas se referían a otras cosas. Comentando sobre el evento alguien dijo que la chica trabajaba en una dependencia de gobierno y ganaba poco, lo que justificaba su pésimo desempeño y comenzó el debate, unos apoyaron la idea, otros estaban en contra.

¿Qué clase de gente hace eso? ¿Por qué alguien acepta un trabajo y hace el mínimo esfuerzo? ¿Por qué alguien que cobra poco piensa que eso justifica que haga las cosas mal? Lo hace un profesionista barato porque es mediocre. Sé que suena fuerte, pero es la verdad.

Regresando al trabajador de la construcción mencionado al inicio, algunos dirán que pobre señor, que hace lo que puede, que se esfuerza y aun así le pagan menos. ¿Y por qué acepta? Necesita comer, dirán algunos lectores. ¿Y por qué no hacerlo bien? Porque eso significaría que tiene una actitud profesional y carece de ella.

Sobre la conferencista, ella ya tenía licenciatura, seguramente expuso a lo largo de la carrera y además, hay muchos videos de YouTube que explican cómo exponer. Es asunto de actitud, no de dinero.

Lo mismo pasa con los contadores que no conocen las leyes y prefieren cobrar barato para no tener que enfrentarse a grandes clientes o están los diseñadores que plagian logos o usan apps gratuitas para generar imágenes que cobran; alguien que cobra por reparaciones de mantenimiento sin saber hacerlas y estropea las instalaciones, e incluso profesores que cobran por clases y ni siquiera dan las sesiones completas o desconocen totalmente los temas, todos son profesionistas baratos. ¿Por qué? Porque hacen el mínimo esfuerzo.

Ahora, ¿tú recomendarías a alguien que hace las cosas más o menos o al “ahí se va”? Pocas personas lo harían, entonces… resulta que, además, ser un profesionista barato es poco inteligente porque se va “quemando”.

Y, ¿cuál es el profesionista que cobra poco? Aquel que aún no encuentra su valor en el mercado, o aquel que no tiene claro su elemento diferenciador, el que quizá por falta de experiencia decide ser accesible. También puede ser aquel emprendedor que esté buscando su producto mínimo viable y cobra poco porque desconoce si lo que vente será la versión final de su producto. Sin embargo, todos ellos buscan mejorar, crecer y dar lo mejor al cliente, sin importar cuánto estén cobrando en este momento.

Claro, la tendencia es que el profesionista/emprendedor suba sus tarifas porque debería encontrar su ruta o camino que le permita separarse del resto y tendrá clientes satisfechos con su servicio o producto que paguen más por la calidad.

Entonces, la diferencia es clara, el barato da resultados mediocres porque no le interesa mejorar; el que cobra poco es porque aún no se siente confiado a subir sus tarifas, pero siempre da lo mejor de sí mismo.

Hacer las cosas bien es más rentable que hacer las cosas a medias. En un mundo que busca resultados, los profesionistas más buscados serán los que garanticen el logro de objetivos, no los que cobren menos.

Recuerda: Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.

Mariana.pefer@gmail.com