/ viernes 14 de septiembre de 2018

CARPE DIEM

CREDIBILIDAD


“Malditos aquellos que con palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan.”

Benito Juárez García (1806-1872) Abogado y político mexicano.



Lic. Francisco Sunderland Álvarez

Resalta el hecho de que, ante los constantes daños patrimoniales que han estado ocasionando serio daño al erario de la nación realizados impúdica e impunemente por diversos funcionarios públicos, particularmente en puestos de “alta responsabilidad” y dócilmente imitados por sus cofrades, es indiscutible e innegable que su vil actuar impacta, muy seriamente, no solo en la economía de la población sino en una indiscutible y total pérdida de credibilidad de ésta para con las autoridades.

Sabemos que la credibilidad no es el principio, como señaló el poeta y dramaturgo alemán, Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), sino que es el fin de todo conocimiento pero, por su parte, pragmáticamente opina, Bertrand Russell (1872-1970), filósofo, matemático y escritor británico que, “lo que los hombres realmente quieren, no es el conocimiento sino la certidumbre”.

Se vislumbra que todo seguirá igual, sea en el ámbito federal, el estatal o el municipal, ya por acción, omisión o “comisión”, por lo que tuve la intención de acudir a mis apuntes de las clases de la materia de Ética Profesional que impartí en las facultades de derecho y la de comunicación pero me encontré con un artículo de Luis Antonio Espino del 11 de febrero del 2015, publicado en la revista “Letras Libres” y que me pareció actual, teórico-práctico y, de alguna manera, paralelo a las opiniones de Goethe y de Russell.

A manera de preámbulo, dice el autor Espino, como parte teórica general, que la credibilidad es básica en las relaciones humanas. Que es el resultado de la honestidad, la congruencia y la rectitud, virtudes que todos deseamos ver en nosotros y en quienes nos rodean. La credibilidad es también el cimiento del liderazgo. Quien aspira a influir en los demás, a convencer a la gente para seguir un rumbo, a alcanzar una meta en común, debe ser confiable y por lo tanto creíble.

En su presentación práctica, ofrece seis ejemplos que son: “Construir la credibilidad lleva años. Perderla, meses o incluso días”; “Para cuidar tu credibilidad no solo tienes que ser: tienes que parecer”; “El primer paso para resolver cualquier problema de credibilidad, es aceptar que tienes un problema de credibilidad”; “Si te equivocas una vez, está bien. Pero no perseveres en el error”; “Si alguien de tu equipo daña tu credibilidad, cámbialo. Y hazlo a tiempo”, https://www.letraslibres.com/mexico-espana/politica/la-importancia-la-credibilidad.

De estos ejemplos, les compartiré solo dos por limitación de espacio. Uno: “Para cuidar tu credibilidad no solo tienes que ser: tienes que parecer. Para fortalecer la credibilidad, un líder no solo tiene que alinear sus palabras a sus actos de manera consistente: tiene también que regir todos sus dichos y sus hechos de acuerdo a principios y valores claros. Tiene que ser creíble y parecer creíble. ¿Qué pasa cuando esto no es así? Lo que le sucedió al ex Secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Cuando se destapó el conocido escándalo de la casa en Malinalco, el entonces secretario afirmó en una entrevista que “si la ley dijera que tenemos que hacer declaraciones de conflicto de interés como en Gran Bretaña, yo hubiera declarado que tenía esta casa adquirida con un crédito con esta empresa Higa”. El mensaje no puede ser peor: con lo que hice, yo no sería considerado un funcionario íntegro en un país avanzado; pero como esto es México y la ley no es clara, pues tranquilos muchachos, no pasa nada. Vaya manera de darle un tiro a su propia credibilidad.”

Y dos, “Si alguien de tu equipo daña tu credibilidad, cámbialo. Y hazlo a tiempo. Parece obvio, pero no lo es, tal como lo puede corroborar la ex presidente de Brasil, Dilma Roussef. Durante años, la corrupción dañó la productividad y las finanzas de Petrobras, joya de la corona del estatismo económico brasileño. Roussef puso a su amiga Graca Foster a dirigir la empresa. Cuando nuevos escándalos de corrupción estallaron, en vez de remover a Foster, la presidente la mantuvo en el cargo. El costo de esa decisión sobre su credibilidad fue creciendo, ya que el agujero financiero que se descubrió equivalió al 60% del valor de Petrobras. Dilma terminó removiendo a Foster y a toda la directiva de Petrobras, en un intento desesperado por evitar que esta se convierta en el “Titanic” de su administración. Tarde, pero lo hizo, porque al menos entendió que más vale funcionario desempleado que presidente sin credibilidad.”

Y… ¿Cómo andamos actualmente en materia de credibilidad? ¿Cómo va la baja a los precios de las gasolinas; los proyectos de la actualización, renovación y nuevas refinerías; la disminución de los insultantes salarios de los Poderes Republicanos? Si solo ha sido un cambio de nombre y de colores, ¿no valdrá la pena un “golpe de timón” para bien de todos los mexicanos y no solo unos cuantos?.

Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones. Prohibida su reproducción parcial o total. La copia o distribución no autorizada de este artículo por el autor y, en su caso, su correspondiente imagen, infringe los derechos de autor.


fsacomentarios@gmail.com


CREDIBILIDAD


“Malditos aquellos que con palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan.”

Benito Juárez García (1806-1872) Abogado y político mexicano.



Lic. Francisco Sunderland Álvarez

Resalta el hecho de que, ante los constantes daños patrimoniales que han estado ocasionando serio daño al erario de la nación realizados impúdica e impunemente por diversos funcionarios públicos, particularmente en puestos de “alta responsabilidad” y dócilmente imitados por sus cofrades, es indiscutible e innegable que su vil actuar impacta, muy seriamente, no solo en la economía de la población sino en una indiscutible y total pérdida de credibilidad de ésta para con las autoridades.

Sabemos que la credibilidad no es el principio, como señaló el poeta y dramaturgo alemán, Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), sino que es el fin de todo conocimiento pero, por su parte, pragmáticamente opina, Bertrand Russell (1872-1970), filósofo, matemático y escritor británico que, “lo que los hombres realmente quieren, no es el conocimiento sino la certidumbre”.

Se vislumbra que todo seguirá igual, sea en el ámbito federal, el estatal o el municipal, ya por acción, omisión o “comisión”, por lo que tuve la intención de acudir a mis apuntes de las clases de la materia de Ética Profesional que impartí en las facultades de derecho y la de comunicación pero me encontré con un artículo de Luis Antonio Espino del 11 de febrero del 2015, publicado en la revista “Letras Libres” y que me pareció actual, teórico-práctico y, de alguna manera, paralelo a las opiniones de Goethe y de Russell.

A manera de preámbulo, dice el autor Espino, como parte teórica general, que la credibilidad es básica en las relaciones humanas. Que es el resultado de la honestidad, la congruencia y la rectitud, virtudes que todos deseamos ver en nosotros y en quienes nos rodean. La credibilidad es también el cimiento del liderazgo. Quien aspira a influir en los demás, a convencer a la gente para seguir un rumbo, a alcanzar una meta en común, debe ser confiable y por lo tanto creíble.

En su presentación práctica, ofrece seis ejemplos que son: “Construir la credibilidad lleva años. Perderla, meses o incluso días”; “Para cuidar tu credibilidad no solo tienes que ser: tienes que parecer”; “El primer paso para resolver cualquier problema de credibilidad, es aceptar que tienes un problema de credibilidad”; “Si te equivocas una vez, está bien. Pero no perseveres en el error”; “Si alguien de tu equipo daña tu credibilidad, cámbialo. Y hazlo a tiempo”, https://www.letraslibres.com/mexico-espana/politica/la-importancia-la-credibilidad.

De estos ejemplos, les compartiré solo dos por limitación de espacio. Uno: “Para cuidar tu credibilidad no solo tienes que ser: tienes que parecer. Para fortalecer la credibilidad, un líder no solo tiene que alinear sus palabras a sus actos de manera consistente: tiene también que regir todos sus dichos y sus hechos de acuerdo a principios y valores claros. Tiene que ser creíble y parecer creíble. ¿Qué pasa cuando esto no es así? Lo que le sucedió al ex Secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Cuando se destapó el conocido escándalo de la casa en Malinalco, el entonces secretario afirmó en una entrevista que “si la ley dijera que tenemos que hacer declaraciones de conflicto de interés como en Gran Bretaña, yo hubiera declarado que tenía esta casa adquirida con un crédito con esta empresa Higa”. El mensaje no puede ser peor: con lo que hice, yo no sería considerado un funcionario íntegro en un país avanzado; pero como esto es México y la ley no es clara, pues tranquilos muchachos, no pasa nada. Vaya manera de darle un tiro a su propia credibilidad.”

Y dos, “Si alguien de tu equipo daña tu credibilidad, cámbialo. Y hazlo a tiempo. Parece obvio, pero no lo es, tal como lo puede corroborar la ex presidente de Brasil, Dilma Roussef. Durante años, la corrupción dañó la productividad y las finanzas de Petrobras, joya de la corona del estatismo económico brasileño. Roussef puso a su amiga Graca Foster a dirigir la empresa. Cuando nuevos escándalos de corrupción estallaron, en vez de remover a Foster, la presidente la mantuvo en el cargo. El costo de esa decisión sobre su credibilidad fue creciendo, ya que el agujero financiero que se descubrió equivalió al 60% del valor de Petrobras. Dilma terminó removiendo a Foster y a toda la directiva de Petrobras, en un intento desesperado por evitar que esta se convierta en el “Titanic” de su administración. Tarde, pero lo hizo, porque al menos entendió que más vale funcionario desempleado que presidente sin credibilidad.”

Y… ¿Cómo andamos actualmente en materia de credibilidad? ¿Cómo va la baja a los precios de las gasolinas; los proyectos de la actualización, renovación y nuevas refinerías; la disminución de los insultantes salarios de los Poderes Republicanos? Si solo ha sido un cambio de nombre y de colores, ¿no valdrá la pena un “golpe de timón” para bien de todos los mexicanos y no solo unos cuantos?.

Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones. Prohibida su reproducción parcial o total. La copia o distribución no autorizada de este artículo por el autor y, en su caso, su correspondiente imagen, infringe los derechos de autor.


fsacomentarios@gmail.com


ÚLTIMASCOLUMNAS