/ sábado 5 de junio de 2021

Bella ciao, el canto contra la dictadura

La lucha de los pueblos en contra de la opresión históricamente ha tenido en la música y la poesía dos de sus principales fuentes de inspiración. En el siglo XVIII, sobresalió Francia al heredarnos su notable lírica revolucionaria, pero en los siglos XIX y XX, ha sido Italia una de las principales cunas de numerosos cantos populares llenos de fervor patriótico. Del Risorgimento procede Il canto degli italiani de Mameli y Novaro, himno de la República Italiana desde 1946, al substituir a La canzone del Piave de Gaeta (1918), que lo fue desde 1943. De la Segunda Guerra Mundial, los cantos Fischia il vento y Bella ciao, en los que el alma popular de la resistencia combatiente pudo expresar su sueño: alcanzar la liberación de Italia, su patria, secuestrada por el yugo dictatorial. La primera, difundida en el norte de Italia y emanada de la avanzada comunista y del garibaldismo anti-nazifascista, que se hizo intolerable a estos regímenes. La segunda, extendida en el centro de la península, fue voz del patriota-partisano que en la montaña luchó contra el invasor nazi externo y el enemigo fascista interno.

De ellas, me centraré en Bella ciao, a la que Cesare Bermani ha calificado como una novela “nunca terminada”. Y es que la “bella”, no sólo es encarnación de la mujer amada, sino de la patria misma, a la que el combatiente ofrenda su vida. Lingüísticamente ha sido estudiada por Sabina Longhitano*, pero de su historia existen múltiples interpretaciones, como las de Amato Vittorio Tiraboschi, Giovanna Daffini, Vasco Scansani, Eugenio Cirese, Pansa, Renato Palazzi, Stefano Pivato, Luciano Granozzi y el propio Bermani, que Ruggiero Giacomini ha compendiado y confrontado en años recientes. Una de ellas, la vincula a la canción klezmer Koilen, registrada en Nueva York hacia 1919 por el ruso de origen judeo gitano Misha Tziganov, a su vez fue probablemente inspirada en una antigua canción yiddish: Dus Zekele Koilen, cuyo respectivo motivo inicial es similar al de Bella ciao. El resto es distinto. Existe también una estrecha relación entre Bella ciao y el antiguo canto norditaliano Fior di Tomba, canción libertaria que habla de amor y muerte, y de la flor colocada sobre la tumba, que se difundió durante el periodo entreguerras (1915-1918) de Turín a Venecia y que se hizo popular entre las lavanderas (mondine) del arroz.

Sin embargo, de Bella ciao no sólo se debaten sus vínculos musicales y literarios, también su origen histórico-geográfico. Al respecto, Giacomini alude al opúsculo “La represalia alemana en Poggio San Vicino”, escrito por el cura Otello Marcaccini, párroco de Poggio San Vicino ubicado entre Macerata y Ancona, que al narrar el ataque nazi de 1944 contra su población, recordaba cómo los niños que estaban entre los partisanos coreaban sus cantos de batalla: “se io morissi da Patriota / Bella ciao, ciao, ciao”, acompañados del acordeón marchigiano. De igual forma, refiere que en documentos encontrados en los Archivos de Estado de Chieti y de la Fundación brigata Maiella de 1945, se hablaba ya de una canción “de aire alegre, pero de contenido doloroso” que los miembros de la brigada Maiella entonaban en sus marchas de transferencia, en sus salidas y momentos de confraternidad, y que decía: “Questa mattina mi sono alzato/ bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao… questo è il fiore della Maiella/ del patriota che morì”. Y es que en junio de dicho año, fuerzas de esta brigada entraron a las Marcas, cerca de Arquata del Tronto, rumbo al río Chienti, en pos de las fuerzas nazifascistas que dominaban Cingoli, Poggio y Apiro, hasta que lograron desplazarlas. Para Giacomini, probablemente entonces, en Poggio San Vicino, los antifascistas y jóvenes locales, don Marcaccini y los patriotas della Maiella, tuvieron que entonar Bella ciao, como sucedió en Avacelli y Arcevia al ser liberadas.

Bermani, por su parte, refiere que años después, en 1947, fue interpretada durante el Festival de la Juventud de Praga por miles de jóvenes italianos y de diversas naciones del mundo en sus respectivas lenguas, fenómeno que se repetiría en Budapest, Niza y Berlín entre 1949 y 1951. Sin embargo, fue a partir del 9 de mayo de 1965 -cuando en Milán se celebró el XX aniversario de la victoria partisana-, que el mundo entero hizo de este canto libertario el himno de la juventud, del proletariado y del antinazifascismo mundial.

Y es que mientras en el orbe haya quienes luchan contra la opresión y contra el mismo enemigo de antaño: ése que desde el poder miente, engaña, divide, saquea, corrompe y confronta a sus pueblos; que viola inmisericorde a la Constitución; que atropella los derechos humanos, irrumpiendo bestial y atrozmente contra la libertad y la dignidad humanas, el mensaje de Bella ciao no sólo se mantendrá actual sino vivo y redivivo, con renovado brío, recordando a todo aquél que se sienta desfallecer en la gesta, que allá, en las montañas italianas, siguen brotando las flores de quienes lucharon y murieron en otro tiempo por la libertad.


bettyzanolli@gmail.com @BettyZanolli



(*) Cfr. análisis y traducción al español de S. Longhitano en:

http://www.journals.unam.mx/index.php/al_modernas/article/view/31053

La lucha de los pueblos en contra de la opresión históricamente ha tenido en la música y la poesía dos de sus principales fuentes de inspiración. En el siglo XVIII, sobresalió Francia al heredarnos su notable lírica revolucionaria, pero en los siglos XIX y XX, ha sido Italia una de las principales cunas de numerosos cantos populares llenos de fervor patriótico. Del Risorgimento procede Il canto degli italiani de Mameli y Novaro, himno de la República Italiana desde 1946, al substituir a La canzone del Piave de Gaeta (1918), que lo fue desde 1943. De la Segunda Guerra Mundial, los cantos Fischia il vento y Bella ciao, en los que el alma popular de la resistencia combatiente pudo expresar su sueño: alcanzar la liberación de Italia, su patria, secuestrada por el yugo dictatorial. La primera, difundida en el norte de Italia y emanada de la avanzada comunista y del garibaldismo anti-nazifascista, que se hizo intolerable a estos regímenes. La segunda, extendida en el centro de la península, fue voz del patriota-partisano que en la montaña luchó contra el invasor nazi externo y el enemigo fascista interno.

De ellas, me centraré en Bella ciao, a la que Cesare Bermani ha calificado como una novela “nunca terminada”. Y es que la “bella”, no sólo es encarnación de la mujer amada, sino de la patria misma, a la que el combatiente ofrenda su vida. Lingüísticamente ha sido estudiada por Sabina Longhitano*, pero de su historia existen múltiples interpretaciones, como las de Amato Vittorio Tiraboschi, Giovanna Daffini, Vasco Scansani, Eugenio Cirese, Pansa, Renato Palazzi, Stefano Pivato, Luciano Granozzi y el propio Bermani, que Ruggiero Giacomini ha compendiado y confrontado en años recientes. Una de ellas, la vincula a la canción klezmer Koilen, registrada en Nueva York hacia 1919 por el ruso de origen judeo gitano Misha Tziganov, a su vez fue probablemente inspirada en una antigua canción yiddish: Dus Zekele Koilen, cuyo respectivo motivo inicial es similar al de Bella ciao. El resto es distinto. Existe también una estrecha relación entre Bella ciao y el antiguo canto norditaliano Fior di Tomba, canción libertaria que habla de amor y muerte, y de la flor colocada sobre la tumba, que se difundió durante el periodo entreguerras (1915-1918) de Turín a Venecia y que se hizo popular entre las lavanderas (mondine) del arroz.

Sin embargo, de Bella ciao no sólo se debaten sus vínculos musicales y literarios, también su origen histórico-geográfico. Al respecto, Giacomini alude al opúsculo “La represalia alemana en Poggio San Vicino”, escrito por el cura Otello Marcaccini, párroco de Poggio San Vicino ubicado entre Macerata y Ancona, que al narrar el ataque nazi de 1944 contra su población, recordaba cómo los niños que estaban entre los partisanos coreaban sus cantos de batalla: “se io morissi da Patriota / Bella ciao, ciao, ciao”, acompañados del acordeón marchigiano. De igual forma, refiere que en documentos encontrados en los Archivos de Estado de Chieti y de la Fundación brigata Maiella de 1945, se hablaba ya de una canción “de aire alegre, pero de contenido doloroso” que los miembros de la brigada Maiella entonaban en sus marchas de transferencia, en sus salidas y momentos de confraternidad, y que decía: “Questa mattina mi sono alzato/ bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao… questo è il fiore della Maiella/ del patriota che morì”. Y es que en junio de dicho año, fuerzas de esta brigada entraron a las Marcas, cerca de Arquata del Tronto, rumbo al río Chienti, en pos de las fuerzas nazifascistas que dominaban Cingoli, Poggio y Apiro, hasta que lograron desplazarlas. Para Giacomini, probablemente entonces, en Poggio San Vicino, los antifascistas y jóvenes locales, don Marcaccini y los patriotas della Maiella, tuvieron que entonar Bella ciao, como sucedió en Avacelli y Arcevia al ser liberadas.

Bermani, por su parte, refiere que años después, en 1947, fue interpretada durante el Festival de la Juventud de Praga por miles de jóvenes italianos y de diversas naciones del mundo en sus respectivas lenguas, fenómeno que se repetiría en Budapest, Niza y Berlín entre 1949 y 1951. Sin embargo, fue a partir del 9 de mayo de 1965 -cuando en Milán se celebró el XX aniversario de la victoria partisana-, que el mundo entero hizo de este canto libertario el himno de la juventud, del proletariado y del antinazifascismo mundial.

Y es que mientras en el orbe haya quienes luchan contra la opresión y contra el mismo enemigo de antaño: ése que desde el poder miente, engaña, divide, saquea, corrompe y confronta a sus pueblos; que viola inmisericorde a la Constitución; que atropella los derechos humanos, irrumpiendo bestial y atrozmente contra la libertad y la dignidad humanas, el mensaje de Bella ciao no sólo se mantendrá actual sino vivo y redivivo, con renovado brío, recordando a todo aquél que se sienta desfallecer en la gesta, que allá, en las montañas italianas, siguen brotando las flores de quienes lucharon y murieron en otro tiempo por la libertad.


bettyzanolli@gmail.com @BettyZanolli



(*) Cfr. análisis y traducción al español de S. Longhitano en:

http://www.journals.unam.mx/index.php/al_modernas/article/view/31053