/ lunes 12 de julio de 2021

Aprende a convertir tus debilidades en fortalezas

Di asesoría a unos jóvenes emprendedores que necesitan inversionistas para su proyecto, me explicaron que estaban en etapa inicial. Al desarrollar una idea que requiere tecnología, habían ya utilizado casi la totalidad de sus ahorros, y sentían frustración porque gente experta en el tema les dice que tienen una gran idea, que continúen trabajando.

El proyecto es viable y necesario en lugares cerrados porque tiene aplicaciones preventivas sobre el COVID, sin embargo, estos jóvenes dudan mucho sobre qué decirle a quien le solicitarán dinero, ya que sienten que su única carta de presentación es: hemos fracasado y se nos acabó el dinero.

Lo que estos chicos no tomaron en cuenta es que están en la etapa inicial del proyecto, es normal que fallen, y nadie espera que tengan un prototipo funcional a la primera.

Es totalmente humano ver el lado negativo de las cosas, incluso quitarles valor a los pequeños triunfos, hay muchos estudios sobre de eso y recientemente se popularizó el término Síndrome del Impostor.

Según Baida Gil, autora del libro "Cómo superar el síndrome del impostor”, quienes lo sufren "tienen la sensación de no estar nunca a la altura; de no ser lo suficientemente buenos, competentes o capaces; de ser impostores, un fraude", dijo en entrevista a la BBC.

Es común que los emprendedores pasen por eso, tanto el tener fracasos como sentirse insuficientes para salir y brillar en el mundo. Ya se ha dicho muchas veces en esta columna: fracasar es una realidad, sucederá porque aún falta por aprender, porque habrá obstáculos, falta de recursos, etc. Lo interesante es cómo vas a afrontar y superarlo.

¿Qué sucede cuando se buscan inversionistas? Quieres presentar lo más relevante de tu negocio y piensas tus avances en términos positivos, es decir, lo que has ganado o alcanzado. Sin embargo, también has encontrado formas de trabajo que no funcionan y también hay que mencionarlas, porque demuestra la disposición y perseverancia que tienes.

Empecemos con la más grande obviedad, ninguna empresa importante empezó con el tamaño que tiene actualmente. Todos nos equivocamos, incluso, hay eventos por todo el mundo donde se comparten historias de fallos, tal cual, esos eventos se llaman FUCKUP NIGHTS, que la traducción más sencilla y políticamente correcta sería Noches de Fracasos.

Entonces, regresando al caso de los jóvenes, a veces no te das cuenta que eso que parece una debilidad en realidad es una fortaleza, ¿por qué? Porque acabas de hallar cómo no hacer las cosas y estás descartando algo. ¿Y eso es bueno? ¡Claro!

Si alguna vez has visto el programa Shark Tank, van emprendedores a presentar sus proyectos solicitando dinero a gente experta en negocios, en ocasiones, reciben inversión porque el “shark” o “tiburón”; le apuesta al emprendedor y sus cualidades, no tanto al proyecto.

¿Cómo es eso? Ven la iniciativa, las ganas de hacer las cosas, el cuidado al realizarlo e investigar, audacia, etc. Y terminan abriendo sus carteras para esos proyectos.

Bueno, ¿y qué pasó con los emprendedores que asesoré? Trabajan para convertir esa debilidad una fortaleza partiendo de la honestidad. Encontrando cómo explicar el momento en el que están. Identificando el origen o causa de las fallas para determinar lo que sigue y en qué se usará el capital.

Recuerda: “Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.”



Di asesoría a unos jóvenes emprendedores que necesitan inversionistas para su proyecto, me explicaron que estaban en etapa inicial. Al desarrollar una idea que requiere tecnología, habían ya utilizado casi la totalidad de sus ahorros, y sentían frustración porque gente experta en el tema les dice que tienen una gran idea, que continúen trabajando.

El proyecto es viable y necesario en lugares cerrados porque tiene aplicaciones preventivas sobre el COVID, sin embargo, estos jóvenes dudan mucho sobre qué decirle a quien le solicitarán dinero, ya que sienten que su única carta de presentación es: hemos fracasado y se nos acabó el dinero.

Lo que estos chicos no tomaron en cuenta es que están en la etapa inicial del proyecto, es normal que fallen, y nadie espera que tengan un prototipo funcional a la primera.

Es totalmente humano ver el lado negativo de las cosas, incluso quitarles valor a los pequeños triunfos, hay muchos estudios sobre de eso y recientemente se popularizó el término Síndrome del Impostor.

Según Baida Gil, autora del libro "Cómo superar el síndrome del impostor”, quienes lo sufren "tienen la sensación de no estar nunca a la altura; de no ser lo suficientemente buenos, competentes o capaces; de ser impostores, un fraude", dijo en entrevista a la BBC.

Es común que los emprendedores pasen por eso, tanto el tener fracasos como sentirse insuficientes para salir y brillar en el mundo. Ya se ha dicho muchas veces en esta columna: fracasar es una realidad, sucederá porque aún falta por aprender, porque habrá obstáculos, falta de recursos, etc. Lo interesante es cómo vas a afrontar y superarlo.

¿Qué sucede cuando se buscan inversionistas? Quieres presentar lo más relevante de tu negocio y piensas tus avances en términos positivos, es decir, lo que has ganado o alcanzado. Sin embargo, también has encontrado formas de trabajo que no funcionan y también hay que mencionarlas, porque demuestra la disposición y perseverancia que tienes.

Empecemos con la más grande obviedad, ninguna empresa importante empezó con el tamaño que tiene actualmente. Todos nos equivocamos, incluso, hay eventos por todo el mundo donde se comparten historias de fallos, tal cual, esos eventos se llaman FUCKUP NIGHTS, que la traducción más sencilla y políticamente correcta sería Noches de Fracasos.

Entonces, regresando al caso de los jóvenes, a veces no te das cuenta que eso que parece una debilidad en realidad es una fortaleza, ¿por qué? Porque acabas de hallar cómo no hacer las cosas y estás descartando algo. ¿Y eso es bueno? ¡Claro!

Si alguna vez has visto el programa Shark Tank, van emprendedores a presentar sus proyectos solicitando dinero a gente experta en negocios, en ocasiones, reciben inversión porque el “shark” o “tiburón”; le apuesta al emprendedor y sus cualidades, no tanto al proyecto.

¿Cómo es eso? Ven la iniciativa, las ganas de hacer las cosas, el cuidado al realizarlo e investigar, audacia, etc. Y terminan abriendo sus carteras para esos proyectos.

Bueno, ¿y qué pasó con los emprendedores que asesoré? Trabajan para convertir esa debilidad una fortaleza partiendo de la honestidad. Encontrando cómo explicar el momento en el que están. Identificando el origen o causa de las fallas para determinar lo que sigue y en qué se usará el capital.

Recuerda: “Si fuera fácil, cualquiera lo haría bien.”